Importancia de la seguridad de los datos de los pacientes médicos

¿Sabías que existen casos de pacientes que han tenido que pasar por la desagradable experiencia de ver que sus datos clínicos se filtraron? Ha pasado y sigue pasando. Por eso, la confidencialidad es un tema que los profesionales de la salud deben manejar con mucho cuidado y responsabilidad. 

Antes de acudir al médico muchos aspectos son tomados en consideración por los pacientes, quienes generalmente deciden tomar una cita tras recibir una muy buena recomendación. Ahora, ¿qué condiciones debe reunir el médico para que su paciente lo considere tan bueno al punto de recomendarlo? La capacidad del profesional de la salud para establecer una relación de acercamiento y confianza con el paciente tiene un rol determinante porque, más allá del tratamiento médico, debe prevalecer un vínculo como parte del ejercicio profesional. 

Desde la primera cita es tarea del médico hacer que el paciente se sienta en confianza para conocer lo que le pasa. Por muy cerrado que parezca el paciente, el médico siempre encontrará la mejor forma de indagar para conseguir la información que le interesa. De ahí que la seguridad de los datos que sean suministrados por los pacientes sea un aspecto fundamental para mantener no solo la reputación del médico sino también pacientes satisfechos y fieles a sus servicios. 

¿Sabías que existen casos de pacientes que han tenido que pasar por la desagradable experiencia de ver que sus datos clínicos se filtraron? Ha pasado y sigue pasando. Por eso, la confidencialidad es un tema que los profesionales de la salud deben manejar con mucho cuidado y responsabilidad. 

Hay que tener presente que la confidencialidad funciona como un derecho del paciente y una obligación del médico. Es necesario aclarar que la privacidad del paciente responde a su derecho a determinar cómo, cuándo y dónde es válido suministrar la información con terceros, a menos que se trate de profesionales o proveedores que lo requieran para el tratamiento. 

Algunos profesionales y familiares de los pacientes se escudan en la necesidad de recibir información cuando se trata de pacientes que tienen diagnóstico grave. En estos casos, el médico debe poner por encima su ética para no caer en una falta tan grave que coloque en riesgo su reputación y su carrera. 

La confidencialidad toca al médico y también a las clínicas, hospitales, consultorios y directorios médicos, espacios en los que igualmente se debe proteger la información que en la actualidad se maneja de manera electrónica y que muchas veces facilita la toma de decisiones clínicas. Si bien los pacientes tienen el derecho de mantener lo que se conoce como información médica protegida es indispensable que esa protección tenga presente excepciones en cuanto a la obtención fácil de información cuando la requieran médicos autorizados. 

¿Qué ocurre si un paciente detecta que su información fue utilizada inadecuadamente? Lo primero que debe hacer es comunicarlo tanto al médico como al personal del centro de salud en el que es atendido. De presentarse una situación tan desagradable como esta, lo más seguro es que ese paciente no vuelva a solicitar los servicios del médico y tampoco regrese al centro de salud.

Estamos en la era digital y proteger la información electrónica se vuelve cada vez más un desafío que no escapa del ámbito de la salud y que llama a la reflexión del personal médico y administrativo. Utilizar herramientas digitales de manera adecuada para proteger la información de los pacientes permitirá blindar sus datos y evitar que otros puedan obtener información que es completamente confidencial. 

Por ejemplo, Siku trabaja teniendo en consideración esas herramientas que solo se colocan a disposición del personal que se encuentre autorizado. Todo se maneja a través de una plataforma en la que intervienen diferentes usuarios con acciones diversas, lo que quiere decir que cada quien maneja una tarea según su rol y para las que es necesario autorizar otras. Siku trabaja, además, con técnicas que garantizan la protección de la información a través de la utilización de contraseñas de mucha complejidad, certificados de seguridad, encriptación de datos, entre otros. 

Implementar estas técnicas contribuirá a garantizar la confidencialidad de la información de los pacientes, un tema que deben manejar con mucho cuidado los profesionales de la salud y los propios centros de salud que deben dejar claro a su personal la importancia de ser fieles a los datos clínicos de sus pacientes. 

Todo se relaciona y aun cuando la información se filtre por la irresponsabilidad del personal administrativo y no del médico, será este último sobre quien recaiga la responsabilidad. Entonces no hace falta imaginar qué ocurre cuando es el médico quien vulnera el derecho a la confidencialidad del paciente. La respuesta es sencilla, además de perder un paciente deja en entredicho su reputación, su capacidad como profesional y, sobre todo, viola algo tan sagrado como es la intimidad de un paciente.